Por Juan Pablo Morales Farfán
Los forasteros que recorrían antaño los diversos caminos de los campos chilenos, también eran muy frecuente verlos por María Pinto Curacaví. Por acá también se les conocía como "andantes", muchos también los llamaban “el hombre del saco”, por su peculiar aspecto. Sí, efectivamente ya casi no se ven, pero su imagen permanece en la memoria e imaginario de los comunas rurales. Con un saco al hombro, zapatos gastados de tanto andar y un tarrito colgando. A veces a orilla de cualquier camino agreste armaban un rancho provisorio para pasar parte del día y para comer lo que traían o lo que lograban conseguir, o tal vez pasar la noche tapados con lo que traían en el saco, más algunas ramas y lo que encontraban a mano.
En la década de los años 80 vi pasar a varios de ellos por Los Rulos, tal vez eran los mismos que A veces llegaban a orillas de Estero Puange en el sector Las Rosas y Lo Aguila, mientras que era típico verlos en el paso de Los Rulos a Lo Alvarado. Nunca supimos por qué salieron a deambular o cuál era su destino.
Siempre que escribo algo de antaño trato de conversar con distintas personas y me encontré con la sorpresa de que me contaron que algunos de los andantes que aparecía en algunos sectores se quedaron en ellos, como en el sector de Las Ritas y Lo Alvarado, seguramente también en otros lugares.
Recuerdo a Corcolen, que vivió en el Estero Puangue sector Los Rulos en Lo Álvaro. Tenía un rancho allí en el que vivió varios años, lamentablemente su vida terminó trágicamente.
En el pasado El Valle de Puangue era un pasadizo de andantes. En estos tiempos al parecer llegan hombres que vienen a trabajar a los campos en temporadas de cosechas, un buen porcentaje de ellos también suelen quedarse.
Fotografía de Gerard Depardon