Por Juan Pablo Morales Farfán

Esta semana conversamos con “Wisar” José Molina Troncoso sobre su vida y su Taller de Muralismo y Graffiti, veamos.

Cuéntenos José, ¿Cuál es su perfil personal y profesional? Mi nombre es José Emilio Molina Troncoso tengo 41 años y he vivido en la comuna toda la vida. Mi mamá se llama Celinda Troncoso, tengo dos hermanos; Humberto y Valentina y una hija de 10 años (Agustina). Vivo con mi polola con la que llevamos 7 años y nuestros gatos. Estudié en la antes 429 ahora Valle de Puangue y no termine la media hasta los 23 porque me iba re mal en los estudios, me hubiese encantado estudiar algo relacionado al diseño, pero las cosas no eran fáciles en ese tiempo y una manera de compensar esa necesidad de crear me acercó a este mundo. Tenía un amigo del colegio (Daver) el que ya estudiaba en Santiago y traía fotocopias de revistas españolas que en aquel tiempo estaban en el Boom. Salían graffiti de todo el mundo y de todos los estilos, años 98- 99 fueron los inicios, nada parecido a lo de ahora que hay información y materiales de primera al alcance de cualquiera.

¿Cuál es la diferencia entre muralista y graffiti? La diferencia que yo veo es que por ejemplo el graffiti es casi obligatorio que esté en el espacio público; murallas, carteles publicitarios, autos, puentes. Empezó como algo súper marginal, la idea era hacer algo rápido y que no te pillaran, hay que recordar que esto nació en los barrios más malos de Nueva York y por mucho tiempo se consideró vandalismo, hasta que como toda tendencia empezó a evolucionar en estilo y técnica y llegó a fusionarse un poco con el muralismo que aunque se parecen mucho no es lo mismo. El muralismo existe desde el inicio de los jeroglíficos, luego pasó a ser parte de la iglesia y ya en la actualidad a la calle, la diferencia es el contenido, el mural son imágenes cotidianas u obras pertenecientes a los mismo artistas combinando técnica y materiales.

¿A qué muralista y/o graffitero admira? Es difícil escoger solo uno porque la variedad es grande yo los diferencio nacionales. Lo nacional, es porque tienen una historia similar a la mía, que empezamos con poco y a través de los años se fueron perfeccionando hasta estar en un nivel internacional como el Saile, el Cekis y el Grin, y de los de afuera serían Osgemeos (Brasil) Felipe (España) Cope2 (EEUU), ellos ya están con intervenciones en galerías de arte a nivel mundial.

¿Cuáles son sus recuerdos más significativos de la niñez y adolescencia en Curacaví? Ir al río a pescar pejerreyes, participar en los desfiles por la banda del colegio, andar en rollers o patines, juntarse en la plaza los fines de semanas con música, trabajar en el verano en la frambuesa o almendra, carretear en las piedras de la Germán Riesco. En aquella época El pueblo era más pequeño y casi todos nos conocíamos así que lo pasábamos súper bien.

En estos momentos está dictando un taller para niños y adolescentes, ¿Cómo ha sido esta experiencia? La verdad es que la noche anterior pensé que no iría casi nadie, pero no fue así, llegaron muchos niños con sus papás súper motivados y con muchas ganas de participar. Es difícil este tipo de arte porque la sociedad aún lo asocia a solo rayas y tienen razón, a veces, pero se debe empezar con algo y si les enseñas en un lugar con permiso y con materiales a ellos eso les emociona mucho. Mucha gente se ha acercado a felicitarnos por la iniciativa ya que son lugares con poca vida y un poco olvidado pero la gente está feliz de que los niños le pongan color a estos sectores, los hace participe y le toman amor al entorno y eso creo es la idea del taller.

Agradecemos a Wisar el compartir con nosotros esta entrevista, les recordamos también a los niños y jóvenes que para pintar un mural y /o realizar grafitis se debe tener autorización del propietario.