Por Juan Pablo Morales Farfán
Uno de los nexos entre el pueblo de Curacaví y Violeta Parra corresponde en primer lugar al ámbito de la recopilación folclórica en el texto de su autoría “Cantos Folclóricos Chilenos” y se refiere a Doña Lastenia Cortés “Lastenia está viejita ahora no canta, pero conserva su memoria a pesar de sus 80 años”.
Se desprende del texto que las parientes de Lastenia Cortés tenían un restaurant don cantaban “Las dos Celindas”, una en la guitarra y la otra en el arpa, como era común en los pueblos eran cantoras tradicionales.
En Curacaví Violeta recopiló “El Gallo de mi Vecino”, “Al Bonita se Querelo”, “Cuando me Estarán Cantando”, son algunas de las treinta cuecas que tomé de ella. De seguro que estas cuecas y las otras a las que se refiere Violeta Parra, se cantaban en nuestro Pueblo y son parte de nuestro patrimonio musical. Sin embargo, nuestros antepasados tuvieron la oportunidad de ver y escuchar a la inmortal Violeta que en la década de los 30 se presentó en tierras de Curacaví. “Era un circo pobre de esos levantan carpa al comenzar la primavera y se quedan en el mismo lugar, en la que una sola familia de artistas hacen todo.
El amor y el desamor, con furia y pasión marcan su vida “Luis Cereceda (padre de Isabel y Ángel) se informó del paradero de la artista (la carpa estaba en Curacaví), un pueblo que está a medio camino entre Santiago y Valparaíso), quien la iba a ver en bicicleta. Su gran amor, el ferroviario Luis Cereceda, cliente habitual del restaurant Todo Azul, donde Violeta junto a su hermana Hilda amenizaban las veladas al son de las guitarras y voces.
Presumiblemente el circo se ubicó como era tradición, a un costado de la Escuela Pública del Pueblo, en la actualidad Escuela Valle de Puangue. Dieciocho años tenía Violeta Parra cuando recorrió las Aldeas polvorientas del Chile profundo a bordo de un circo trashumante. “.
Una noche en Curacaví, exhausto y mal alimentado, Lalo (su hermano) apenas modulaba palabra, Violeta trataba de animarlo, finalmente pierde la paciencia y le da un puntapié diciéndole “canta fuerte mierda”.
Por aquello años vivía en Curacaví Margot Loyola, quien relata en la Revista Musical Chilena “nosotras vivíamos en Curacaví y en una oportunidad pasó el circo donde venía Violeta, que cantaba y tocaba guitarra, entonces Estela (su hermana) fue donde Violeta y ella le enseñó algo de guitarra”.
Violeta Parra (4 de octubre de 1917), considerada una de las principales folcloristas de América, fue además pintora, escultora, bordadora y ceramista. Pasó cantando por Curacaví, reciba el homenaje de los Curacavinanos.
Artículo reeditado