Por Juan Pablo Morales Farfán

Sucedió presumiblemente por allá por el 1822, esta leyenda era relatada en aquellos inviernos dónde llovía copiosamente y la familia se juntaba alrededor del brasero.

Por aquel tiempo, por el pueblo pasaban carretas y birlochos, Curacaví era el paso obligado en el largo camino de caballos y era común apreciar en la única calle del pueblo a los caballos atados en las varas a las afueras de las conocidas posadas y en algunos corrales recuas de mulas; mientras los cocheros y pasajeros se alimentaban y refrescaban.

Al anochecer se corrió la voz qué había "Pasado a mejor vida” la más famosa y conocida bruja del lugar. A eso de la medianoche una bandada de Tue tue inundó Curacaví para despedirse de la finá. Un ruido ensordecedor cubrió la comarca, los lugareños aterrados se encerraron en sus casonas de adobes, muchas familias rezaban el Santo Rosario con las letanías cómo era antes.

Aunque no lo crean tipo tres de la mañana sonaron las campanas de la parroquia Sii !! el Cura párroco las tocó con el propósito de espantar a los visitantes. Llegó la noche la familia   y una veintena de Te tue fueron a sacar el cajón para sepultar a la bruja.

Grande fue la sorpresa, ya que el cajón pesaba unos cuantos kilos, por lo que con cuatro caballos lograron partir al cementerio local allí amparados por la noche, nadie supo hasta esta fecha donde quedó sepultada la bruja de Curacaví.

Posdata. Cuando éramos chicos había varios viejitos mentirosos que contaban cuentos como si fueran verdad. Ni se arrugaban para contar mentiras incluso competían entre ellos y uno les creía.