Por Luis Sagüés Garay
Que tremendo desastre de nuestra institucionalidad, el que produce este irresponsable gobierno, de muchachos inexpertos e ignorantes, que pretenden refundacionar todo. Ellos son producto de un sistema, que en los últimos años ha navegado por la superficie de las cosas, creyendo que sus buenas intenciones iban a superar los defectos propios y los de la sociedad.
El caso de los dineros traspasados a las Fundaciones, que lo utilizaron entre otras cosas, para comprar lencería fina, lo muestra de cuerpo entero. El país ha confiado ingenuamente en estos jóvenes que no tiene preparación, experiencia, ni academia y lo que es más importante, formación valórica para gobernar un país, ni menos para conducirlo por la senda del progreso y del bien común.
Ahora se enfrenta esta elite gobernante, a pedir más recursos de todos los chilenos que tributan pesadamente, para según ellos, cumplir con sus compromisos programáticos y dar satisfacción a los más necesitados. ¿Como se puede entregar más recursos vía reforma tributaria, a quienes prueban hacer tan mal uso de los que actualmente disponen? Difícil incógnita para la ciudanía, que debe acceder a esta solicitud del gobierno de Boric. Se podría esperar, para recaudar más medios, que dieran el ejemplo, disminuyendo substancialmente sus inmerecidos sueldos. Por los antecedentes conocidos, ninguno de ellos gana menos de 4 millones de pesos al mes, sin demostrar ninguna competencia para esto. Pero nada de eso se observa. En el mercado laboral común, (empresa privada) jamás ganarían, lo que, en los cargos de la administración pública, reciben.
La pésima gestión del gobierno y sus promesas de querer demoler el modelo económico que ha dado los años más virtuosos de nuestra historia, llevan a la descapitalización de la economía y a la fuga de los mejores, más talentosos y preparados, de nuestros jóvenes. Que son muy bien acogidos por países como España, Japón, Canadá, USA, Nueva Zelanda, y Australia.
Uno de los grandes defectos de nuestra democracia es, que permite legalmente elegir a personas para gobernar, incompetentes, sin ninguna preparación y que pueden estar inspirados en ideologías y experiencias, probadamente fracasadas en innumerables países del mundo.
Un largo y tedioso camino queda aún por recorrer, faltan tres años para la conclusión de esta administración. Hasta el momento, gracias a la solidez económica conseguida por el modelo, nos mantenemos a flote. ¿Seremos capaces de resistir el tiempo que queda?