Por Luis Sagüés Garay
Se ha conmemorado casi en silencio, uno de los episodios épicos más brillantes de nuestra historia. La batalla de la Concepción, en que un grupo de 77 valientes del regimiento Chacabuco, inmolan sus vidas antes de rendirse, mancillando nuestro emblema patrio. Frente a una fuerza inmensamente superior en número, de soldados enemigos. En nuestros cuerpos militares se hace en esta fecha 9 y 10 de Julio el juramento a la bandera, consolidando el compromiso ineludible de los conscriptos, de rendir su vida si es necesario, por servir a la patria.
"En la Capital de Chile, y en uno de sus paseos públicos, existe inmortalizada en el bronce, la estatua del prócer de nuestra Independencia, general don José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre por mis venas, por cuya razón comprenderá usted que ni como chileno ni como descendente de aquel deben intimidarme ni el número de sus tropas, ni las amenazas del rigor. Dios guarde a usted. Ignacio Carrera Pinto”
Esta es de puño y letra, la repuesta a la intimación de rendirse que recibe el Capitán Ignacio Carrera Pinto de parte del coronel Juan Gastó, comandante de las tropas peruanas, que sitiaban La Concepción. Esta réplica, trasmite todo el profundo sentimiento de servicio a la patria que anida en lo más profundo del soldado chileno. Ese mandato tácito, lo escucharon los oficiales que acompañaban a Carrea. Julio Mont Salamanca ´, Aturo Pérez Canto, Luis Cruz Martínez y los 74 Chacabucos que cumplieron fielmente el sagrado pacto. Y tras casi 24 horas de sostenido y desigual combate, fueron sistemáticamente rindiendo sus vidas antes de humillar el emblema que nos representa a todos.
Esta impronta hoy tan lejana en las actuales generaciones de chilenos, se viene manifestando desde los albores de nuestra república, es una extensión de la doctrina portaliana, trasmitida de generación en generación y expresada en el combate naval de Iquique por Arturo Prats, Sargento Aldea, Ignacio Serrano y el numeroso contingente de héroes de la Esmeralda y por los miles de compatriotas que dieron su vida por nuestra nación.
Ese es el sello que anima imperceptiblemente a nuestros infantes de la patria.
Y que se revive cada 10 de julio en los cuarteles de nuestros regimientos.
Imagen publicada en La Tercera