Por Luis Sagüés Garay

En estos días hemos observado en sordina publicitaria, para la gravedad el tema, una denuncia de abusos sexuales a menores de Quinto básico de un liceo de Talcahuano, hecha por los padres de dicho establecimiento. Esto pone en escena una realidad que viene ocurriendo desde al menos, en las cuatro últimas administraciones presidenciales. No es casual que en este tiempo haya habido un preocupante y notable interés de parte de los ministerios de educación, por promover el desarrollo de la sexualidad infantil y adolescente. Todo lo anterior, asociado con la cuestionada corriente ideológica del género, que es una aspiración preponderante de las doctrinas que sostienen el andamio ideológico de este gobierno, y que promueven nacional e internacionalmente, instituciones muy conocidas como la ONU, la OMS, y otras de menor importancia, pero muy influyentes en este ámbito. Los movimientos LGBT, feministas, transexuales, pro aborto y ahora partidarios de legalizar el incesto, hacen ingentes esfuerzos para imponer estas prácticas, - de aceptación muy minoritarias - en la ciudadanía, pero muy intensamente promovidas por estos grupos, que han desarrollado una labor de captura con mucho éxito, de los estamentos que controlan la educación en todos sus niveles. Este gobierno está llevando a cabo, una campaña, que el actual Ministro de educación ha definido como prioritaria, a través de la ESI (Educación Sexual Integral) que busca enseñar desde los estados más pequeños, párvulos, niños, jóvenes, y adolescentes, la satisfacción sexual.  Para esto, se hacen estos operativos disfrazados de “charlas”, en que someten a los infantes a “tocaciones” de sus genitales, por parte de adultos, (funcionarios de la salud) que les estimulen el deseo sexual. Esto que ocurrió en la Región de Concepción, es posible que se venga realizando en todo el territorio, como forma de llevar adelante esta idea prioritaria del ministerio de Educación, llamada ESI, (Educación Sexual Integral). Por supuesto que, para plasmar esta aberración, es necesario primeramente destruir el concepto de que los padres tienen por ley, el derecho preferente a la formación de sus hijos.

La indignación de los padres, manifestada en Talcahuano, es una expresión más del repudio que la ciudadanía tiene por las ideologías que alimentan a este gobierno.