Lázaro levántate y camina
Por Luis Sagüés Garay
En este momento crítico de nuestra historia, donde los sociólogos hablan del “abismo existencial de Occidente”, en palabras simples, una razón para vivir, parece ser la necesidad profunda de nuestro tiempo.
El evangelio de esta semana ad portas del más trascendental episodio del mundo moderno, la crucifixión del mesías, que conmemora la Iglesia Católica, da la respuesta a esta incógnita que aflige a nuestra sociedad toda. ¿Es el ser humano un componente material más de este mundo? ¿O tiene una misión trascendente? Jesús, dice “el que cree en mí, no morirá jamás”. Reserva para los hombres atribulados por esta existencia, otro lugar, al que podemos acceder si cumplimos con la ley de Dios.
Pero hoy el hombre desafía esta situación, porque las corrientes materialistas hedonistas, quieren desconocer, y centran todo su acontecer en esta vida terrena, llegando a creer que este imperfecto” homo sapiens” puede resolver todos los obstáculos que se le presentan.
Todas las sociedades que se han estructurado sin Dios, han fracasado, o están en vías de ello.
El mundo moderno, ha alcanzado un desarrollo material casi inimaginable, pero es, un obstáculo, para llegar a la felicidad plena. Las manifestaciones humanas de descontento y frustración - algunas artificiosamente provocadas- otras basadas en el real vacío de su existencia, lo demuestran claramente.
Chile se encuentra trágicamente en esta disyuntiva, o seguimos el camino del futuro trascendente, o abrazamos el destino de los dinosaurios, vivir sin destino.