Por Luis Sagüés Garay
La proverbial ingratitud de los chilenos, y la madeja de innumerables escándalos políticos, opaca y obnubilan los granes hechos de nuestra historia. Hechos por los cuales nos sentimos orgullosos de ser chilenos. Hace apenas 6 días se ha conmemorado uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia de Chile y de América. La batalla de Maipo, este acontecimiento fue el indispensable preludio, a las dos batallas que sellaron definitivamente la independencia de América, Junín y Ayacucho. En ella combatieron denodadamente dos fracciones del pueblo chileno, una, los patriotas o independentistas contra los realistas o sostenedores de la monarquía borbona. Con antelación se había formado en Mendoza el Ejercito de los Andes, que organizó y comandó brillantemente el General José de San Martín. Uniendo a su experiencia y talento, la inflamada participación de Bernardo O´Higgins y lo que quedaba del derrotado bisoño ejercito patriota, después de la batalla de Rancagua. El bautismo de estas fuerzas, se produce tras la dura travesía de los andes, en Chacabuco. En la cual don Bernardo haciendo gala de su heroísmo y arrojo, comanda la derrota al ejército monárquico.
Una gran Victoria, que llena de optimismo, el espíritu del Libertador chileno. Don Bernardo no era un militar de carrera, pero suplía esta falta, con un valor inigualable. El combatía al frente de sus hombres, exponiendo directamente su pecho, al blanco de las balas, esa era su impronta, y los soldados bajo su mando, lo seguían ciegos ante su heroico ejemplo. “O vivir con honor, o morir con gloria” era su grito de guerra. Después de este primer episodio, y habiendo sido nombrado por el cabildo de Santiago director Supremo, continuó al frente de sus hombres empujando a las monarquistas hacia el sur. Donde tiene que enfrentarse al ejército realista, mandado ahora nuevamente en nuestro territorio, por el brigadier español Mariano Osorio, quien comandaba un numeroso, profesional y diciplinado ejército de expertos y veteranos combatientes. Varios de ellos venidos directamente de la península. Se destacaban claramente el 1°Batallón del regimiento Burgos, el 2° Batallón del regimiento Infantes don Carlos, el 1° escuadrón de Lanceros del Rey, y el 2°Batallón del regimiento Arequipa. Los tres primos mencionados, eran veteranos, que se habían enfrentado victoriosamente en España a las tropas napoleónicas.
Después de la trágica derrota sufrida por el ejército de los Andes en Cancha Rayada, con don Bernardo gravemente herido en un brazo, se disponen las fuerzas patriotas a enfrentar en el valle del Maipo, al poderoso ejército peninsular.
El cinco de abril de 1818 se produce el combate que sella definitivamente la independencia Chile, y forma los cimientos y las bases de la independencia de a América.
Los relatos sobre esta singular batalla, son conmovedores, el fragor del combate ciega a los participantes y su valor y denuedo son elogiados, por expertos observadores. San Martín, gran conocedor de innumerables batallas, cuenta que nunca había visto un compromiso más notable, de parte de los dos bandos, como el despegado en este. El Burgos hacía gala de su entrega al grito de “aquí está el Burgos, 18 batallas ganadas ninguna perdida”.
Pero al caer las primeras sombras de la tarde, la victoria coronaba los esfuerzos de los patriotas.
El conmovedor encuentro entre O´Higgins y San Martín, en ese escenario, dieron un marco histórico a este grandioso combate.
Se batieron valientemente dos bandos, separados por una visión distinta de un sistema de gobierno. Pero formados, en su gran mayoría por chilenos.
La placa recordatoria que hay en Maipú, que dice “A los vencedores de los vencedores de Bailén”, indica, que los patriotas, vencieron definitivamente a los valerosos españoles, que, combatieron y derrotaron, a las invencibles fuerzas de Napoleón en Bailén, España.