Por Luis Sagüés Garay

El primer mandatario en la inauguración de la planta de desalinización de aguas, de minera los Pelambres, en la región de Coquimbo. Dijo: “hay que ser más Narbona y Menos Craig”.

Varias interpretaciones de distintos políticos cercanos al primer mandatario, han divagado sobre lo que este quiso decir. Por lo demás una frase para la pitonisa de Delfos.

Como el dicho de Boric, dejó muy desconcertados a los oyentes, que sugirieron innumerables interpretaciones, se recurrió a consultar la opinión de un robot de inteligencia artificial.

El robot a mi juicio, fue mucho más Narbona, cuando interpretó que era más Narbona, el que tenía una formación más prudente, conservadora y realista, respecto al que se deja llevar por las utopías, ideologismos sin reparar en lo que la evidencia empírica enseña.

En ese sentido, decir “más Narbona, menos Craig” (dos políticos de un país vecino, el primero de una postura liberal más conservadora, el segundo progre revolucionario) indica, que el primer mandatorio ha cambiado a una postura probadamente más cauta.

Aparentemente esto dice que el presidente estaría reparando en su error, de dejarse llevar por el canto de sirenas que engañan especialmente a los más jóvenes, incautos e ignorantes en el complejo arte de administrar una nación emergente.

Si esto es así, -aunque estoy dudoso- sería una muy buena noticia, porque haría esperar, una fuerte rectificación en el camino al despeñadero a que nos conduce este gobierno. Lo anterior se funda en las reiteradas veces que ha dicho querer sepultar el modelo político económico y social que ha dado a Chile los años más virtuosos de su historia, sacándolo del último lugar de América latina en los años 73, del siglo XX y poniéndolo en el primer lugar, en todos los índices de desarrollo y bienestar social, de los países de hispano américa.

Si fuese así y su expresión no solo tuviese la intención de impedir momentáneamente el desplome de la economía, sería una gran noticia. Pero al mismo tiempo, le acarrearía una tremenda decepción en el grupo de colaboradores políticos de izquierda más radical.  Esto sin duda lo pone en una disyuntiva muy delicada, cambiar su programa por otro absolutamente contrario al mostrado hasta este momento. Ya se han escuchados llamados de seguidores comunistas a realizar movilizaciones “populares” para presionar al parlamento, y aprobar reformas que llevan precisamente en sentido contrario al que indican sus últimas palabras.

Las movilizaciones, de octubre 2019, buscaban socavar las bases de la institucionalidad democrática destituyendo a Piñera. 

Es difícil predecir lo que ahora estas movilizaciones persiguen efectivamente.