Por Luis Sagüés Garay

Una parte importante del país en llamas, los expertos y la policía sostiene, que los incendios son de origen absolutamente intencional. El gobierno dubitativamente, llama al Cosena, organismo integrado por los comandantes en jefe de las FF.AA. De carácter absolutamente asesor, no resolutivo ni ejecutivo. Las circunstancias apremiantes requieren una acción inmediata, para detener a los delincuentes políticos, que están destruyendo el país en variadas zonas. Esta situación no es más que la cosecha, de un gobierno que, en su campaña, llamó al lumpen a ser parte activa del proceso revolucionario “esta revolución hay que hacerla con el lumpen” fueron las palabras de Gabriel Boric en su campaña, que finalmente lo ungió presidente de Chile. Hoy estamos pagando dolorosamente la insania, de llamar al lumpen a impulsar una revolución que, hasta el momento, solo ha dado, “muertes, sudor destrucción y lágrimas”.

Es muy difícil para un gobierno, que está muy comprometido con los delincuentes, poder controlar la situación desbandada, que vemos hoy. Existe la sensación que es imposible que, con este origen de compromisos, pueda nadie gobernar un país que además se desploma económicamente. Se observa en las personas que su única preocupación radica en salvar el día a día. El valle del Puangue en esta oportunidad, gracias a Dios, no ha sido tan afectado por esta catástrofe, pero nadie puede asegurar que, en el futuro cercano, no seamos otra víctima del terrorismo marxista que nos envuelve.

Se observa una gran preocupación del ejecutivo, de una ayuda lo más pronta a las víctimas de estos atentados, pero no se ve esa misma ocupación respecto a las medidas inmediatas para desarticular a las bandas terroristas que asolan nuestro país, produciendo los efectos desastrosos que tenemos. Lo que ocurre en la RM, no es otra cosa que la prolongación de lo que pasa en la Macrozona sur y en el Norte grande.

Lo que ocurrió en Valparaíso y Viña - este último fin de semana- es dantesco, oído del relato de un testigo presencial. “Se quemaba la ciudad desde los cuatro costados y la gente huye despavorida, con lo puesto, llevando a sus hijos y mascotas para salvarse de las llamas. La movilización se desordenó de tal modo, que algunos conductores angustiados por el cerco que imponía el fuego, dirigían sus vehículos en contra del tránsito, produciéndose un masivo choque. No se sabía hacia donde huir. Un caos total.”  La cifra de muertos ya superior a las 150 personas aún queda por completarse. El gobierno hasta este momento en que se escribe esta columna, (05/02/2024) no da una solución que permita pensar que no se producirán más actos de terrorismo genocida.

 Las FF.AA , en quien se espera una muy útil participación en la captura de los  asesinos pirómanos políticos, no están dispuestas a colaborar, si no tiene garantías legales, que con su proceder -aun dentro del marco irrestricto de la ley- no serán luego condenadas, por violación a los DD  HH, de estos inclementes sádicos.

Hay una atmósfera que empaña el panorama, cuando existe una rigurosa y tenaz actuación de la fiscalía y los tribunales, por perseguir a los carabineros, que proceden a la detención de delincuentes, mientras el gobierno indulta y condona a avezados violadores, pedófilos, traficantes de drogas y comerciantes de pornografía infantil.

Hay un doble – estándar, que destruye totalmente la indispensable credibilidad que debe tener un gobierno, especialmente para actuar en estas tan conflictivas circunstancias.