El pasado fin de semana, en la comunidad de Las Rosas de Curacaví, se llevó a cabo una entrañable representación del Pesebre Vivo, un regalo inmaterial de Navidad que lleva décadas siendo parte de la tradición local. Este evento, que ha perdurado a lo largo de los años, es posible gracias al compromiso de vecinas dedicadas que se esfuerzan por mantener viva esta costumbre.
La iniciativa es liderada por la Hermana Begoña, quien cada año cuenta con el entusiasta apoyo de vecinos motivados que participan y fomentan su continuidad. Este año, se extendió un agradecimiento especial a la Hermana Begoña, así como a las vecinas Roxana y Marisol Cabrera, y un saludo cordial a don Carlos Castañeda y don Manuel Jesús Figueroa, junto a muchos otros colaboradores que contribuyeron a la realización del evento.
El pesebre vivo consiste en la recreación de la Natividad de Jesús en Belén, reviviendo el momento de su nacimiento con la participación de José, María, los pastores, los reyes magos, y por supuesto, el Niño Jesús, además de diversos animales que complementan esta escena bíblica. Esta actividad no solo es un reflejo de la devoción y unidad de la comunidad, sino también una oportunidad para celebrar el espíritu navideño de manera conjunta.