Por Juan Pablo Morales Farfán

La leyenda de María de los Dolores, conocida como la milagrosa Animita del cementerio de Casablanca, es un relato que refleja el profundo sufrimiento y la belleza trágica de una joven que cautivó a muchos en su pueblo. A través de las diversas versiones de su historia, se revela no solo su infortunado destino, sino también la devoción que ha inspirado en quienes buscan su intercesión. A continuación, se presenta el relato de esta conmovedora leyenda que ha perdurado en la memoria colectiva.

María de los Dolores, la milagrosa Animita del cementerio de Casablanca, tiene numerosas versiones de esta leyenda. Presumiblemente esta hermosa joven (Rosita cómo fue conocida en Curacaví) trabajaba en una hostería ubicada en la calle principal del pueblo. Por su peculiar belleza tenía un séquito de jóvenes que la pretendían, incluso había algunos choferes de los buses de la Tur Bus que estacionaban en el local y que la hostigaban, sin embargo, la muchacha no manifestaba interés por ninguno.

En Curacaví por aquellos años se comentaba que un hombre mayor se obsesionó con ella. Un día que María de los Dolores (Rosita) estaba libre, fue al cementerio parroquial de Curacaví a dejar unas flores a un pariente, esté hombre la siguió para confesarle su amor y ante el rechazo la estranguló. Como en Casablanca había morgue fue llevada a esta vecina comuna, permaneciendo muchos años como NN ya que no fue reclamada fue sepultada.

Un joven casablanquino que conoció la historia de la joven la bautizó por su sufrimiento María de los Dolores.
Son muchos los que solicitan milagros por lo que tiene cientos de placas de agradecimiento.

Por otro lado, cuentan los más antiguos que la joven fue asesinada en una hostería y fue llevada al cementerio de Curacaví, envuelta en un mantel cuadrillé que tenía la iniciales HC., siendo esto la clave del misterio.