Por Juan Pablo Morales Farfán
Esta semana conversamos con don Benjamín Roberto Ruz Villavicencio Diácono de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Curacaví.
Un diácono comprometido. Los diáconos son hombres ordenados que ayudan y sirven a los obispos y presbíteros, pueden estar casados, pueden bautizar, casar, celebrar liturgia de la palabra y despedir difuntos, a diferencia de los ministros sus votos son vitalicios.
Benjamín, más conocido como don Tito, nació en Curacaví el 29 de diciembre de 1941, casado con dos hijas. Sus primeros estudios los realizó en la siempre recordada Escuela Parroquial cuyo director por derecho propio era el cura párroco, en este caso el padre Augusto Larraín Undurraga y luego don Sergio Venegas. Sin embargo, también recuerda con mucho cariño a la profesora Srta. Ester Vilches Negrete, con la cuál aprendió las primeras letras al igual que a la Srta. Ana Vilches, que todos los días caminaban desde su domicilio (donde en la actualidad de ubica en supermercado frente a la plaza) hasta la Escuela, para con infinita dedicación llegar a dictar la clase.
Posteriormente, viajaba a la vecina comuna de Casablanca donde obtuvo Licencia Laboral Media para administración Pública; trabajando de Paradocente en el Liceo de hombres de la misma ciudad.
Don Tito trabajó 37 años en el Hospital de Curacaví como conductor de ambulancia, allí tuvo contacto con la vida y con la muerte; acompañando a las familias en los nacimientos de los nuevos miembros o en la muerte de algún ser querido.
¿Cómo y cuándo llegó a la iglesia? Conversado en los jardines de la parroquia con emoción señala que desde niño asistía a la Santa Misa de la mano de su abuelo los días domingos en una iglesia que levantó don Augusto en la calle Williams Rebolledo, era de adobe, ¡¡tenía un campanario en su interior y había un armonio que tocaban y cantaban las hermanas Vilches Negrete Srtas. Raquel y Ana Ah!! la misa era la s 7 de la mañana. Como dato de aquellos tiempos les podemos contar que las bancas de la capilla San José eran de esa iglesia. Había un sacristán de nombre Luis Núñez que trabajaba en vialidad y cumplía esa misión, vivía en el lugar.
Siendo joven perteneció a la Acción Católica, ahí tuvo la oportunidad de recibir formación humanística. También sirvió muchos años en las colonias escolares en el tiempo que las organizaba la parroquia "Este año tuve el honor de participar en el acto que se denominó Padre Benjamín Ulloa Valenzuela” en El Quisco, nos contó.
Estuvo en el Seminario Mayor de Santiago. Fue ordenado Diácono el 31 de enero de 2009.
Su cercanía a la parroquia le ha permitido conocer diferentes sacerdotes los cuales han desarrollado un extenso trabajo en lo religioso, social, artístico y cultural. "Ahí tienes el teatro parroquial que en su tiempo se dedicó al desarrollo de la cultura”, señaló. El padre Larraín que supervisaba su construcción también fue bombero y su primer capellán, También don Benjamín Ulloa Valenzuela. Su mensaje y labor impactaba a los jóvenes curacavinanos.
Finalmente queremos reconocer a don Tito por su labor, por su sencillez y por su profundo testimonio de fe.