Es una enfermedad en la que la función del riñón se ve afectada y con ello su actividad de filtración de sangre (equilibro de agua y electrolitos), su función hormonal y de producción de vitamina D, necesario para la mineralización ósea. Las consecuencias de una ERC no tratada o mal cuidada pueden ser una acumulación de toxinas en nuestro cuerpo y retención de líquidos, lo que puede generar  problemas con la presión arterial, problemas cardiacos, anemia, problemas minerales y óseos, desnutrición y depresión.

 

 La ERC tiene diversos factores para que esta se desencadene, unas de las más habituales es el mal cuidado de la diabetes y la presión arterial alta, además de trastornos autoinmunitarios como el lupus eritematoso sistémico y la esclerodermia.

 

Sus síntomas pueden ser, orinar con menos frecuencia o notar un color más oscuro, inflamación o edema en cara, rodillas, tobillos y pies, falta de aliento o sentirse ahogado, náuseas frecuentes, mal aliento, disminución del apetito, cansancio o debilidad, boca seca y picores en la piel.

 

¿Cómo se trata?

  • Controlando la glicemia y la presión arterial.
  • Plan alimentario especializado.
  • Realización de ejercicio físico.
  • Eliminación del hábito tabáquico.
  • Terapia farmacológica.
  • En sus etapas más avanzadas consta de hemodiálisis, peritoneodiálisis y en su última etapa transplante de riñón.

 

El rigor del plan alimentario depende de la etapa de la enfermedad renal, cuando se está en las primeras etapas de ERC (1 y 2), se limita el consumo de sodio, y a medida que empeora la enfermedad (etapas 3, 4 y 5), es posible que se indique limitar potasio, fósforo y líquidos.

Entre las recomendaciones alimentarias generales encontramos:

  • Disminuir el consumo de azúcares, dulces y productos refinados.
  • Evitar el consumo de alimentos altos en grasas saturadas, colesterol y grasas trans (paté, jamón, arrollado, hamburguesa, mayonesa, mantequilla, salame, carnes con grasa, interiores, vienesa, longaniza, chorizo, queso amarillo, leche entera).
  • Evitar añadir sal a las comidas, no consumir aquellos que posean el sello alto en sodio, preferir ocupar hierbas o especias para condimentar. Evitar alimentos marinados y comidas precocinadas.
  • Preferir alimentos frescos a los enlatados, si los consumes, lava bien el alimento antes de comer.
  • Preferir alimentos naturales a envasados.
  • Remojar las legumbres y botar el agua del remojo.
  • Evitar consumir bebidas.
  • Adecuado consumo o suplementación de calcio y vitamina D.
  • Incluir alimentos ricos en omega 3 como pescados y semillas de chía.
  • Cantidad de sal máxima diaria ingerir: 4 gramos al día. Si existe edema el máximo será de 3 gramos por día.

 

Si se requiere limitación del consumo de fósforo y potasio, se limita el consumo de una mayor cantidad de alimentos que posean estos minerales como componentes.