Por Luis Sagüés Garay

 

Otro Ministerio lleno de burócratas incompetentes e inútiles, es la solución que este gobierno, entrega al gravísimo problema a la delincuencia, que tiene espantada a los ciudadanos.  Un país cuyos servicios más elementales, como la salud- que en declaración de los médicos- dicen que el presupuesto no alcanza para que los hospitales puedan dar la más mínima atención, en el resto del año. Las cifras son escalofriantes, 30.000 personas han fallecido en lo que va del año, en las listas de espera.

Aquí hay un despilfarro, como si la plata que se usa para implementar estas soluciones, no fuera de nadie. Efectivamente la plata es de nuestros impuestos. El 80% de los impuestos recaudados proviene del IVA. Es decir, el cargo de 19% al valor del producto, que se hace a la ciudadanía, por cada compra. Comenzando con el pan, la azúcar, el aceite, la carne, las legumbres, la luz eléctrica, el agua, los combustibles. Estos dolorosos tributos, son los que financian el presupuesto nacional.

 El Ministerio de Hacienda ha presentado un presupuesto para el año 2025 de US$ 800 millones, solamente para pagar funcionarios y burocracia de ese ministerio.  En circunstancia que la unidad de aquella repartición que hizo el presupuesto para este año, tuvo un error de US$ 2.500 millones en el cálculo. Es decir, un error de casi un 3.5%, en el presupuesto de la nación    Posiblemente esto se explica por ellos, con la frase de algunos personeros que, dicen “estar aprendiendo a gobernar” luego no se les puede exigir más.

Chile es uno de los tres países que tiene más ministerios. Este gobierno que es esencialmente burocrático -un gobierno socialista – cree que creando nuevos organismos burocráticos se pueden solucionar los problemas. La contradicción estriba, en que estos organismos se llenan de operadores políticos, que cobran excelentes sueldos y son absolutamente incompetentes para hacer nada. Ninguno de estos funcionarios gana menos de $1.5 millones mensuales. Además de movilización oficina, teléfonos y gastos.

El nuevo ministerio que se crea, presenta de partida una serie de inconvenientes que solo aportarán dificultades para combatir la delincuencia, Como son: tres subsecretarías: la del Interior, la de Seguridad y la de Prevención del Delito. Es decir, los organismos efectivamente competentes (policías) para combatir al crimen organizado y la delincuencia profesionalizada, en nuestro país, van a tener, tres jefaturas del mismo nivel de las cuales reciben órdenes. ¿A cuál obedecer?

La realidad es que parece que este problema de la seguridad no tiene la importancia que debiera tener para esta administración.

Se trata más bien de crear nuevos servicios públicos para dar pega a sus compañeros, parientes y amigos, con muy buenas remuneraciones.

Las efectivas medidas para encarar seriamente este trágico problema, está claramente en actuar con eficacia frente al delito común u organizado.

1.- Volver a restablecer la autoridad, respaldando políticamente, el accionar de Carabineros y Policía de Investigaciones. Instruyendo a estos, sobre el uso legal que le permite la Constitución y las leyes de utilizar sus armas de servicio. Cuando son empleadas en reprimir el delito o en defesa personal. Esto con el apoyo decidido de los abogados del Ministerio del Interior, a los funcionarios, que sean perseguidos, por fiscales o jueces, que desconozcan este mandato legal.

2.- Terminar con el organismo- ahora fiscal - Instituto de Derechos Humanos, que se ha convertido en un persecutor de policías que en uso de sus atribuciones legales persiguen efectivamente el delito.

3.- Terminar con las facilidades de ingreso a Inmigrantes ilegales, indocumentados, y muchos de ellos prontuariados en sus países de origen, a través de nuestras fronteras. Hay una denuncia del alcalde de Cólchame, que indica que entran diariamente 300 o más extranjeros ilegales, ante la vista y paciencia de Carabineros y Gendarmes.

4.- Hacer, teniendo en consideración lo anteriormente expuesto, respecto a uso de las armas de fuego, un trabajo de represión y término de las guerrillas subversivas en la región de la Araucanía.  

Todo lo anterior es posible sin crear otro ministerio, sino sólo con la decidida voluntad política de hacerlo. Naturalmente que esto sería traicionar, a los que, en su campaña presidencial, lo apoyaron para tratar primero de derrocar al Gobierno de Piñera, y luego destruir el modelo socioeconómico de libre emprendimiento, que dio a Chile los años más prósperos y virtuosos de su historia.