Por Luis Sagüés Garay

Inolvidable año 2022, lleno de amenazas tanto a nuestra historia, como a nuestra salud, acechada por una espantosa pandemia, pero la misión es seguir adelante y el país ha optado por esta.

Con el asumo del nuevo gobierno, en vez de despejarse los temores, han aumentado las incertidumbres, la promesa de sepultar el modelo neoliberal o de libre emprendimiento del Presidente Boric, que ha dado a este pequeño país el periodo más virtuoso de su historia, tanto en lo político, económico como social, ha producido un freno en la inversión -motor del desarrollo- que unido débilmente a factores externos, nos precipitan a una crisis económica recesiva, que todos los analistas ven de muy difícil solución.

Chile podía mostrar, hasta antes de este gobierno, fruto de esta política de desarrollo, niveles de país moderno, habíamos pasado del último lugar en sud América, en 1973, a ser el primero en casi todos los índices técnicos de medición.

Algunos índices que así lo demuestran:

- De US$ 2.500 per cápita en el 73, a US$ 23.000 el 2019

- De una inflación controlada 1.3% a 2.5 % gracias a un Banco Central autónomo e independiente del gobierno, a un descontrolado 12% de inflación que se vislumbra para este año.

-De una tasa de analfabetismo 11% en los 70 a 3.5% en los años 90 del pasado siglo. Con 32.000 estudiantes en la educación superior en 1973 a 1.300.000 en la década del 90. Ocupamos el centro de los países de la OECD, que lo constituyen la élite de países desarrollados más prósperos del mundo moderno.

Con índices de delincuencia normales para un país en vías de desarrollo, a una delincuencia desatada, que hace a muchos al caer la tarde, refugiarse en sus domicilios completamente enrejados.

Hasta el 2021 la gran mayoría de los chilenos poseía casa propia, con serias posibilidades de tener una más modesta en la costa, un auto, salir con relativa facilidad al extranjero, invitar a su familia de vez en cuando a comer a un restaurante, disfrutar de internet, TV cable con más 200 canales, y con un sistema de salud de buena calidad para un muy importante sector de los habitantes.

Con un proletariado que accedió a una clase media mayoritaria, poderosa, sin resentimiento y pujante por alcanzar niveles de vida cada vez mejores, aprovechando las ventajas que da el sistema de libre emprendimiento, donde se valora el esfuerzo, la constancia el talento y la honestidad y en plena democracia. Y muchos beneficios más que sería largo enumerar.

Un país modelo en América y en el mundo entero “La joya más preciada de la corona americana” (Bill Clinton, presidente de los E.E.U.U. entre 1993 y 2001).

Todo lo anterior, hoy, en poco tiempo absolutamente en serio riesgo de perderse.

La Araucanía en llamas, el norte asolado por una inmigración sin control, la economía en caída libre, la oferta de sepultar el modelo de prosperidad, se mantiene momentáneamente detenido el funeral, mientras se discute una nueva constitución que permita a este gobierno, probadamente incompetente, consumar su mortal programa.

Con este escenario sería hipócrita decir, que hay esperanza de un nuevo año venturoso para Chile, sin embargo, ya en otras circunstancias, hemos salido de situaciones tan graves como esta.

La Divina Providencia nos auxilie, la vamos a necesitar imperiosamente.