La alimentación es una necesidad básica para mantenernos con vida, debido a eso ocupa un gran porcentaje de nuestro día, las decisiones alimentarias son variables y muchas veces son influidas por el contexto, la compañía, sueño, enfermedades, gustos, emocionalidad u otros.

 Nuestro cuerpo desencadena procesos que gatillan la necesidad de alimentarse debido a la falta de energía y/o nutrientes, llamada hambre fisiológica, estos son la secreción de la hormona grelina por células estomacales e intestinales, generando la sensación de hambre (rugido estomacal), y  liberación de insulina desde el páncreas lo que produce una disminución de glucosa en sangre y  genera la sensación de debilidad. El hambre fisiológica se da de manera gradual, puede ser aplazada, no hay especificidad en el tipo de alimento a escoger, una vez que comes la sensación se calma y lo haces hasta sentirte saciado (proceso que se da luego de 20 minutos), sin generar emociones negativas posteriores.

 En cambio el hambre emocional surge de manera repentina y urgente, se desea una comida en específico (antojo), una vez que comes no sientes saciedad, puede darse en horarios poco habituales y posteriormente puede generar sentimientos negativos como culpa, vergüenza o tristeza. Este tipo de hambre esta gatillada por mediadores emocionales frecuentemente negativos, recompensa a un buen día, o por no saber cómo expresarse; entonces la alimentación se convierte en un regulador emocional que empleamos cuando no sabemos cómo gestionar nuestros propios sentimientos. Por otra parte encontramos el placer por comer que es una característica humana que si bien se relaciona, no es lo mismo.

Si no se trata la causa del hambre emocional se pueden desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, sintomatología ansioso-depresiva, sobrepeso u obesidad; si te sientes reflejada(o) con estos aspectos y te ocurre de manera constante, es momento de visitar a profesionales de salud para un tratamiento integral.

 Para identificar el tipo de hambre pregúntate: ¿Puedo aplazar la comida o es urgente? ¿Es por algún alimento en específico? ¿Qué situación me ha afectado últimamente? ¿Qué tipo de emoción estoy sintiendo? Una vez identificado intenta dar solución al conflicto, realiza alguna actividad relajante como escuchar música, meditar, hacer ejercicios de respiración, dar un paseo o realizar alguna actividad de tu gusto.

Además es importante beber agua, comer lento, incluir colaciones entre comidas, incluir alimentos ricos en fibra y proteínas a lo largo del día, si la sensación es muy urgente intenta consumir un alimento natural o preparación saludable, no te prohíbas alimentos busca el equilibrio.